martes, 28 de diciembre de 2010

III ENCUENTRO DE ASOCIACIONES EULALIENSES. (Almonaster la Real, 2009)

III ENCUENTRO DE ASOCIACIONES EULALIENSES.

(Almonaster la Real, 2009)

                

 Manuel Ángel Barroso Trujillo
y
Juan Flores García
               
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El 27 y 28 de noviembre del pasado año 2.009, Almonaster la Real (Huelva) organizó y celebró el III Encuentro de Asociaciones Eulalienses, actividad bianual que desarrollan distintos colectivos de España que tienen a la figura de Santa Eulalia como objeto de devoción, estudio e investigación. La organización del evento corrió a cargo de la Hermandad de Santa Eulalia V. y M. de Almonaster y contó con la inestimable colaboración del Excelentísimo Ayuntamiento de la villa.
                Almonaster cumplía así con el importante compromiso adquirido dos años atrás en la ciudad de Totana. Y como no podía ser menos, ante acontecimiento de tal importancia, todas las asociaciones convocadas acudieron a la llamada: La Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia de Mérida, La Hermandad de Santa Eulalia V. y M. de Santa Olalla del Cala, El Patronato de la Fundación La Santa de Totana, El Cabildo de la Catedral de El Salvador y Santa Eulalia de Oviedo y la Hermandad de Santa Eulalia V. y M. de Almonaster la Real.

                Desde el primer momento, quisimos darle a este Encuentro un carácter de estudio y profundización en el fenómeno eulaliense, abarcando todos los ámbitos posibles: la devoción, la religiosidad, la tradición y la cultura, la universalidad, la investigación histórica, la arquitectura y la espiritualidad, el significado teológico del martirio de la Santa, etc. Y toda esta temática se planteó desde Almonaster, asignando a cada colectivo y ponente el tema que nos interesaba estudiar y conocer, contribuyendo así a hacer de nuestro Encuentro un punto de referencia obligado para futuras ediciones. Resultó, por tanto, este evento una actividad cultural de muy alto nivel, que se vio arropada en todo momento por un numeroso y entusiasta público, ávido de conocimiento y muy participativo en los debates que siguieron a cada una de las intervenciones.

                Dos escenarios emblemáticos fueron elegidos para el desarrollo de las distintas actividades: en el propio Almonaster, el salón del Concejil, espacio municipal destinado al estudio, al conocimiento y a la cultura en general, y en La Dehesa de la Arguijuela, la ermita de Santa Eulalia, origen de la devoción santaolallera del municipio y lugar de peregrinación y celebraciones romeras.
                En la tarde del viernes 27 de noviembre se iniciaron los actos con la recepción y bienvenida a las asociaciones participantes, la presentación oficial del III Encuentro y la proyección del diaporama “Eulalia en el corazón”. Un breve descanso, aderezado con café y dulces, abrió el ciclo de conferencias.

                La primera ponencia, Devoción a Santa Eulalia V. y M. en Almonaster la Real, corrió a cargo de D. Juan Flores Sánchez, facultativo de minas e investigador local. Después de realizar una breve introducción sobre la figura histórica de Santa Eulalia, centró, lógicamente, su discurso sobre la devoción de la niña mártir en Almonaster, devoción que calificó de muy antigua. Para ello, basó su planteamiento, dada la escasez de datos arqueológicos y documentales, en el significativo nombre que recibe el paraje donde se ubica la ermita: La dehesa de la Arguijuela. Comentó que el topónimo Arguijuela, estudiado por especialistas en la materia y repetido por todo el Occidente Peninsular con ésta y otras variantes similares, se hace descender de la voz del latín tardío ecclesiola, que en documentos medievales se encuentra ya evolucionada a formas como igresuela o igrejuela, y que vendría a significar “pequeña iglesia” o “ermita”. Se trata, pues, de un topónimo que remontaría a una forma de vida cristiana muy antigua, tardorromana o visigoda. Esta hipótesis toma aún más consistencia si a ello le unimos que nos encontramos relativamente cerca del centro de irradiación cristiana que fue la metrópoli de Mérida en los siglos VI y VII, a la coincidencia de esta forma toponímica con otras extremeñas y , por supuesto, a la larga tradición del culto a Santa Eulalia en la provincia de Huelva. Continuó su disertación aportando datos de leyendas locales y de documentación ya escrita referentes a nuestra Santa: cofradías, reglas, pleitos… nombrando el texto más antiguo conservado en relación a su culto, del año 1.606, en el que entre otras citas se lee: “… En la dehesa de la Arguijuela está una iglesia de la advocación de Santa Eulalia donde se hace gran fiesta la Pascua del Espíritu Santo por ser de mucha devoción y hacer muchos milagros…” Este documento sirvió para celebrar en el año 2.006 el IV Centenario del culto a Santa Eulalia en Almonaster, evento que contó con numerosas actividades culturales y religiosas, y fue motivo para la traída de la Santa desde su ermita de la Arguijuela, permaneciendo para regocijo de todos durante un centenar de días en la iglesia parroquial.

                La segunda conferencia, Santa Eulalia: devoción y punto de encuentro de los santaolalleros, debió de impartirla D. José Mª Fernández Batanero, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla y representante para la ocasión de la Hermandad de Santa Olalla del Cala, pero lamentablemente por motivos de salud no pudo finalmente intervenir. En su lugar, Carmen María Murillo Llera, Presidenta de la citada Hermandad, fue la encargada de dar lectura al texto. Inició su exposición con una breve reseña geohistórica del municipio de Santa Olalla del Cala. Apuntó, entre otros datos, cómo la tradición local identifica su localidad con la antigua villa romana de Ponciana, lugar en la que la familia de Eulalia poseía tierras, aunque reconoció  que siendo rigurosos y en base a los textos existentes esta afirmación es imposible de sostener. Sin embargo, como santaolallero, comparte la creencia ancestral de que en su pueblo nació Santa Eulalia, y que desde allí partió hasta Mérida para su posterior martirio y muerte. Se refirió también al origen del nombre de su localidad, afirmando que no es más que la transcripción al gallego del nombre de Santa Eulalia. La villa fue repoblada por gentes venidas del norte peninsular (gallegos y leoneses), cuestión que es fácil de rastrear con el estudio de la toponimia del entorno y de las tradiciones populares, presentando como  prueba el denominado “juego de la chapa” con el que los santaolalleros se divierten en Semana Santa y que es practicado en la actualidad en multitud de pueblos de la provincia de León. Fija la fundación de la localidad con su actual  nombre hacia 1247, año de la toma de Tudía por Pelay Pérez Correa, fecha a partir de la cual Santa Olalla se convierte en enclave estratégico y vía de penetración de los repobladores de toda la sierra onubense. Repobladores que traían ya en sus corazones a nuestra Santa como capitana y salvaguarda de sus vidas. Sobre la devoción a la Santa en la localidad manifestó que no existen muchos datos, aunque se cree que es patrona de la misma desde tiempo inmemorial, conociéndose cerca de la villa los restos de una antigua ermita del siglo XVIII bajo su advocación. La antigua imagen de Santa Eulalia fue destruida, como tantas otras, en la contienda civil española, siendo la actual del año 1.941. A inicios de los años setenta del siglo pasado se celebró la primera romería en su honor, se fundó una hermandad y se erigió una ermita en el bello paraje de la Ribera de Cala, próximo a la localidad. Resaltó en la segunda parte de su disertación la importancia de la Hermandad en su pueblo, actuando como eje canalizador de la fe, la convivencia y la exaltación de los valores humanos, y siempre teniendo a Santa Eulalia como un ejemplo de virtudes (valentía, justicia, fidelidad y solidaridad) en el que todos los santaolalleros quieren reflejarse. Finalmente cerró su discurso con una descripción de las fiestas de la primavera dedicadas a la Santa: el domingo de Resurrección, el pregón, la procesión, la ofrenda floral y la romería.

Como complemento a esta primera jornada de conferencias se inauguró una magnífica exposición, Santa Eulalia: religiosidad, patrimonio y cultura, montada con celo y diligencia por el Sr. José Luis García, con aportaciones muy significativas de las asociaciones de Totana, Mérida y Almonaster y la colaboración siempre altruista de personas anónimas de Almonaster que prestaron lo mejor de sus prendas y enseres para que luciese al máximo esta muestra patrimonial llena de religiosidad y cultura. Posteriormente, se celebró una cena de hermandad en un afamado restaurante de la localidad, en donde se degustó una variada carta de platos típicos serranos y en la que los invitados intercambiaron impresiones y opiniones, resultando unos momentos plenos de amistad y convivencia.

El segundo día de actividades se desarrolló en La Dehesa de la Arguijuela, paraje situado a una veintena de kilómetros de Almonaster. Se iniciaron las mismas con una visita guiada a la ermita y su entorno,  en la que los asistentes se deleitaron con la riqueza natural, artística e histórica que reúne el lugar. Tres conjuntos destacan en el mismo: la ermita de Santa Eulalia, de la que más adelante se hablará, la antigua plaza de toros, construida en piedra y de la que se tienen noticias de su existencia desde el año 1678 a través de un documento del Archivo Municipal de Almonaster, y el yacimiento arqueológico, aún sin excavar sistemáticamente, catalogado como hábitat romano del siglo I d.c. seguramente vinculado a actividades mineras, en el que destaca un enorme mausoleo aprovechado como ábside de la ermita, y en el que se observan a nivel de superficie viviendas, hornos, tumbas, recintos fortificados, restos cerámicos, etc. Este espacio fue desde 1976 Monumento Histórico-artístico de carácter nacional, pasando a partir de 1985 a tener la consideración de Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento. Finalmente, en 2003, se le asignó esta misma catalogación al yacimiento, en este caso con la categoría de Zona Arqueológica.

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A continuación y ya dentro del recinto de la ermita, D. Juan Antonio Yáñez de Lara, miembro del Patronato de La Fundación La Santa de Totana, abrió un nuevo ciclo de conferencias con la ponencia Recreándonos en Santa Eulalia, una extraordinaria figura universal, la cual dedicó a la memoria de D. Juan Fernández, sacerdote fallecido ese año en Mérida, y del que alabó su bondad y su especial dedicación  a los temas eulalienses. Inició su disertación apuntando que en momento del martirio y muerte de Santa Eulalia nadie pensó en la extraordinaria magnitud que tomarían aquellos acontecimientos, ya que  al poco tiempo de aquellos hechos  el impacto fue tal que, inmediatamente, su figura y testimonio público fueron heroificados, gestándose una corriente de veneración que pronto sobrepasó los límites de la capital extremeña llegándose a convertir en la santa más popular de todas las Españas. La rápida sucesión de hechos así lo confirma: inicialmente su tumba se convirtió en “loca sancta”, lugar santo; a continuación, tras la llegada al poder del emperador Constantino (309-337) y de establecerse el cristianismo como religión del Imperio se construye un hermoso “martyrium” sobre su “tumulus” inicial, hecho del que hace referencia Prudencio; y más adelante, en el siglo VI, con Fidel y otros obispos, es erigida una esplendida basílica, convirtiéndose Mérida y su “domus” eulaliense en meta de peregrinación del occidente cristiano. Ya desde los inicios de la liturgia cristiana oficial aparece incontestable e imparable el culto a Santa Eulalia y es encontrada con un excepcional tratamiento en oficios, misas y oraciones propias en el rito visigodo y en el mozárabe. Se multiplican referencias y citas en todo tipo de documentos, estando presente como figura señalada en los más antiguos calendarios, pasionarios, martirologios, cantorales, crónicas, breviarios, textos hagiográficos, códices… Son igualmente numerosos a lo largo de la Historia los autores que ensalzan su figura: Prudencio, San Agustín, Idacio, Gregorio de Tours, Fortunato de Poitiers, San Isidoro de Sevilla, San Fructuoso de Braga…, durante la Edad Media; Fray Luis de Granada,  Alonso de Villegas, Pedro de Ribadeneira…, durante la Edad Moderna; y Federico García Lorca en la contemporánea. Resaltó también como, a diferencia de otros mártires en los que su culto se circunscribía a un ámbito más o menos regional, la veneración a Santa Eulalia se proyectó más allá de cualquier horizonte y cualquier frontera, comenzando muy pronto a proliferar lugares eulalienses geográficamente cada vez más alejados de Mérida: En Galicia, Santa Baia de Bóveda en al año 400; en Andalucía, Salpensa en el 648, Guadix en el 652, Loja…; más allá de nuestras fronteras, en Francia, en Montady, diócesis de Montpelier en el año 455, en Fécamp, Normandía, en el 658; en Italia, en Ravena, entre los años 557-560, por nombrar algunos. En la actualidad se pueden catalogar en España más de quinientos lugares en los que es tenida por especial protectora y patrona (en Portugal en setenta y dos poblaciones), cantidades que asombran pero que clarifican su universalidad y grandeza. Aunque su nombre más extendido, popular e hispano es el de Olalla, de origen astur leonés, el rastreo del mismo igualmente abruma pues con la aparición de las lenguas romances es llamada según los lugares: Ala, Alausie, Auladia, Baia, Donneloia, Eolaliz, Eularia, Hilalia, Lalla, Olaja, Olalies, Olava… así, hasta sobrepasar el centenar. Y es que estamos hablando, afirmó, siguiendo las palabras de Antonio Mateos Martín de Rodrigo “del personaje que alcanzó las más altas cotas de reconocimiento simbólico, político, militar, lingüístico y literario en Europa durante la Edad Media”. Así Santa Eulalia se nos presenta como excepcional mensajera de Dios y primera guía celestial en la literatura post-pagana (Gonzalo de Berceo así la canta en su Poema de Sancta Oria, texto castellano precursor de la Divina Comedia), como ideal femenino dechado de virtudes y prototipo del concepto de “mulier fortis” , como primera patrona de España durante siglos y patrona en los inicios de los llamados primeros reinos cristianos peninsulares, como primera patrona de Francia hasta finales de la Edad Media, como principal personaje del texto literario más antiguo de Europa, escrito en romance, la Cantinele de Sainte Eulalie, fechado hacia el año 800 y considerado el origen de la literatura europea, como referente en la evangelización de las tierras vikingas (a finales del siglo X Cuaran el Blanco, rey de Dublín, tras su bautismo cristiano adopta el nombre de Olaf, Eulalio, y dispone que sus descendientes lo sigan llevando). Tras esta amplia y completa exposición de datos finalizó su conferencia aclarando que el excepcional ejemplo de Eulalia no está impreso en las páginas de la historia como simple objeto de admiración y de elogio, sino para ser llevado a la práctica en los afanes nuestros de cada díaUn breve descanso y un ligero desayuno fueron el preludio de la segunda ponencia del día, Santa Eulalia, a la luz de las últimas investigaciones, impartida por D. Antonio Mateos Martín de Rodrigo, secretario de la Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia de Mérida.

 Comenzó su alocución advirtiendo del peligro de los nuevos procedimientos de la ciencia histórica, pues según su parecer limitarse a estudiar la figura histórica de Santa Eulalia sin intentar interpretar su significación histórica, es decir su biografía a lo largo de los siglos que le antecedieron y siguieron, no lleva a ningún lugar, pues nuestra patrona es la realización de un proyecto atemporal que transciende lo personal, lo emeritense y hasta lo religioso. A continuación pasó a desgranar y aclarar una a una las repetidas incógnitas y confusiones  que siempre rodean la figura de nuestra santa. Sobre su nombre comentó que, como el de la inmensa mayoría de los mártires cristianos, era simbólico y no se correspondería con su nombre de bautizo sino con el nombre martirial, pudiéndose interpretar que Santa Eulalia es “la bien hablada” porque a través de su boca se manifestó Dios. Además Eulalia es un nombre que no se ha testimoniado en el Imperio Romano antes de ella, lo cual es prueba casi segura de su inexistencia. Sabemos por Prudencio que sus padres eran nobles y tenían propiedades en la ciudad y en el campo, por lo que necesariamente se ha de deducir que su origen étnico era hispanorromano, ya que según Frontino los campos emeritenses fueron entregados a los legionarios eméritos. Cabe además la posibilidad de que fuera huérfana de padre en el momento del martirio; Luis Rivero García al traducir el Himno III traduce “parentis” por “madre”. Evidentemente Liberio, nombrado como su “padre” en su Pasión no era el nombre del padre de Santa Eulalia sino el obispo emeritense de la época. Igualmente otros personajes que aparecen en la Pasión forman parte del conjunto de manipulaciones a las que fue sometido el relato de su martirio: Donato, su maestro, es en realidad el obispo de Casas Negras, fundador de la Iglesia Donatista, separada de la romana en el año 314 y reintegrada en su mayor parte en la Iglesia católica a través de Santa Eulalia en el siglo VI; y San Tirso, oriental hecho nacer en Toledo y ejemplo mayúsculo de conspiración político-religiosa en la historia de España, pues para quitarle a Santa Eulalia y la ciudad de Mérida su preeminencia religiosa a favor de los arzobispos de Toledo se la hace imitadora de sus martirios. Reseñó a continuación que dos son los textos fundamentales sobre Santa Eulalia: la Pasión, escrito de siglo IV, de origen norteafricano y donatista, introducido en Hispania en el siglo VI y cuya versión definitiva se escribió en Toledo, no en Mérida, con el fin de sustituir por mártires toledanos falsos el prestigio de Santa Eulalia y de los obispos emeritenses; y el Himno III del Peristefanon, redactado a finales del siglo IV por Aurelio Prudencio Clemente y preciosa pieza de la mejor poesía mística europea. Las Pasiones y los Himnos martiriales aportan en Hispania dos personajes a los que tradicionalmente  se les ha negado su existencia: Datiano, autor de casi todas muertes de los mártires hispanos, y Calpurniano, juez en el proceso contra Santa Eulalia. Del primero interpreta que nunca existió. Prudencio lo utiliza como abreviación de Diocletiano al no caberle esta palabra en el verso; eso si no era su apocorístico o  denominación popular (como “Lali” respecto de “Eulalia”). Calpurniano por lo contrario sí existió. La localización en los depósitos del Consorcio de la Ciudad Monumental y Artística de Mérida de una dedicatoria imperial mandada hacer por un tal Calpurniano fue la prueba. Aunque desde su aparición en 1996 había sido dada de lado por los investigadores, es de lógica que esta dedicatoria perteneciera a la época del martirio de nuestra santa. En relación a la fecha de su martirio explicó que cabe la posibilidad de que sucediese en el año 303 (en vez del 304 aceptado tradicionalmente), ya que las últimos estudios señalan que la Gran Persecución comenzó en la primavera de ese año. Pero además, el martirio de Santa Eulalia no sucedió en el mes de diciembre sino en el de febrero. Esta conclusión está basada en la descripción climatológica y floral de la narración del martirio que realiza  Prudencio, pues en Mérida cuando nieva siempre lo hace a finales de febrero, las flores son descritas con hermosura primaveral y el tempero es el característico de un típico febrerillo extremeño templado. El traslado de la fecha del mes de febrero al 10 de diciembre la determinó la creación de la Cuaresma en la Iglesia latina que prohibió las conmemoraciones de los “dies natalis” martiriales en ese periodo y el 12 de febrero estaba entre las fechas cuaresmales. Sobre la edad de Eulalia en el momento del martirio señaló que también era simbólica, pues traduce el rito de paso de la infancia a la madurez sexual, entonces equivalente a la mayoría de edad. En cuanto al lugar de nacimiento de la Santa, aseguró que el texto de Prudencio no deja lugar a dudas: “la santa virgen honra a Mérida, ciudad que la vio nacer…”. Su educación no fue floración de una día y responde a un detallado plan de formación rigorista propio de la iglesia norteafricana para la que el martirio es un designio divino. La descripción de la educación de santa Eulalia que hace Prudencio es un calco de la educación de la mujer noble cartaginesa que aparece en la obra de Tertuliano  Del ornato de las mujeres. Sobre la localización de villa Promtiano, la villa rural familiar, afirmó, que ésta estaría situada en el término de La Puebla de Sancho Pérez, en las proximidades de la actual población de Los Santos de Maimona, en un paraje denominado “Ruinas de la  Cortapisa”, entendiendo que esta falsa villa eulaliense fue un convento de monjes donatistas que en el siglo VI se instalaron en Hispania. Respecto al inacabable número de tormentos a la que fue sometida la Santa, manifestó que es imposible creer en tal cantidad. Seguramente, y siguiendo a Prudencio, se le aplicaron el de los garfios y el de las hachas encendidas. Los textos difieren al localizar el lugar de su ejecución: el Himno III del Peristefanon la sitúa en el Foro de la ciudad, quizás el más razonable, siendo el cuerpo expuesto en donde actualmente se erige su basílica y enterrado allí posteriormente, mientras que La Pasión la presenta en el ecúleo localizado en el lejío emeritense, en un lugar en el que se ha demostrado que no había previamente tumbas cristianas ni romanas. Santa Eulalia, recibió el título o nombramiento oficial de la Iglesia, su “vindicatio” canónica, como mártir, ya que su tumba contenía “lápida o titulus”, que es el reconocimiento oficial eclesiástico para este hecho. Finalizó su intervención, exponiendo que Santa Eulalia es un imponente e interminable foco de atracción y consideración para todos los hombres, independientemente del ángulo ideológico desde el que se mire, y que ojalá se recupere a nuestra santa no solo en su vertiente histórica, sino también en la religiosa que es el fin de toda asociación eulaliense.

                 La tercera conferencia del sábado, Arquitectura y espiritualidad: la visión de un arquitecto,  corrió a cargo de D. Alfonso Jiménez Martín, arquitecto y Maestro Mayor de la Catedral de Sevilla.  Centró su exposición en el conjunto artístico que conforma la ermita de Santa Eulalia de Almonaster. Como elemento destacado aparece el mausoleo o torre funeraria que sirve de ábside a la ermita. Este sepulcro turriforme está levantado con sillares de granito y se encuadra en el grupo denominado de “grandes torres” cuyo arquetipo sería la Torre de los Escipiones en Tarragona, fechables en la primera mitad del siglo I d.c. Se trata, por tanto, de una de las manifestaciones más importantes de este tipo de sepulcros del Occidente peninsular, pues la gran mayoría se sitúan en la zona mediterránea. La ermita responde al tipo de las iglesias mudéjares de arcos transversales de una sola nave, muy frecuentes en la Sierra de Aracena. El templo consta de una nave formada por tres espacios rectangulares abovedados, separados mediante arcos ojivales que descansan sobre pilastras ochavadas adosadas al muro. El ábside, de planta rectangular, se cubre con bóveda gótica de nervios diagonales, mientras que los otros dos tramos se cubren con bóveda de arista. A la ermita se accede a través de un porche con arcos mixtilíneos y la fachada se remata con una pequeña espadaña, ambos de época barroca. Resaltó la importancia del personaje histórico-religioso  de Santa Eulalia, considerándola la santa por excelencia de los reinos cristianos peninsulares desde su formación hasta la Alta Edad Media. Como magnífico ejemplo de esa abrumadora tradición eulaliense, destacó las excelentes pinturas murales de época medieval que decoran los tres lienzos del presbiterio de la ermita. En ellos se representa en el testero a la Virgen con el Niño, a Santa Eulalia, San Jorge, Santa Julia, Santa Leocadia y San Miguel. En el muro del Evangelio se representa a un caballero y dos damas; en el lado de la Epístola, sin duda el más importante de todos por su dinamismo y cuidado dibujo, se representa a Santiago a caballo y a San Sebastián, a cuyos pies hay dos orantes, que pueden identificarse con los Reyes Católicos.  Estas pinturas, de enorme valor histórico y artístico,  pertenecen al estilo gótico de la escuela sevillana del siglo XV. Destacables son también las pinturas barrocas que decoran la bóveda del ábside, que constituyen un buen ejemplo del arte popular del siglo XVIII. Finalmente, afirmó, que la ermita de Santa Eulalia es un claro exponente de la superposición de estilos, pues se trata de una obra tardomedieval con añadidos barrocos y con la particularidad de incorporar a su fábrica los restos de un mausoleo romano; y por todo ello, la convierte en un caso excepcional.

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La siguiente ponencia, Significado actual del martirio de Santa Eulalia de Mérida, fue pronunciada por D. Jorge Juan Fernández Sangrador, canónigo de la Catedral de Oviedo y doctor en Teología. Como único representante eclesiástico entre los conferenciantes, manifestó en primer lugar su sorpresa por la importante congregación de devotos que había provocado el Encuentro, entre ellos muchos jóvenes, al mismo tiempo su admiración por la organización de los actos y la profundidad de los temas tratados, y finalmente su felicidad por los intensos momentos de convivencia, hermandad y amor allí vividos gracias a Santa Eulalia. Versó en todo momento su charla en torno al significado de la figura de Santa Eulalia en nuestros días. Afirmó que en un mundo como el nuestro, necesitado de valores, de justicia y de verdad nuestra mártir es un ejemplo a seguir. La iglesia nos presenta a los santos como modelos a imitar, por eso es muy importante y necesario que aprendamos de Santa Eulalia a vivir como verdaderos cristianos nuestro presente. No podemos permanecer indiferentes sin ofrecer a los demás el amor, la esperanza y la fe que Cristo nos regala. Santa Eulalia entregó su vida, y ese gran obsequio es un profundo incentivo para hacer auténtico y sincero nuestro compromiso con Jesús. Santa Eulalia nunca renunció a la fe que había recibido y se mantuvo fiel hasta el final, entregando su vida sin ceder ante las imposiciones arbitrarias de los poderes de su tiempo. Por esa razón, nosotros hoy tenemos la obligación de luchar con valentía contra las injusticias que nos rodea en nuestro vivir cotidiano: el poder del dinero, los abusos políticos, la manipulación de los medios de comunicación, las guerras, la miseria, las desigualdades sociales… Significó también el hecho de que la celebración de estos Encuentros revitaliza la presencia de la mártir emeritense entre nosotros, dejando siempre encendida la llama para el continuo conocimiento de su figura histórica pero, sobre todo, para impregnarnos de su autenticidad, su grandeza y su entrega, y así ayudarnos a vivir de un modo profundo, intenso y sincero en nuestro devenir diario. Para terminar, expresó su inmensa alegría por los momentos inolvidables vividos durante esos días de convivencia y se comprometió a hacerlos público para conocimiento y regocijo  de toda la comunidad cristiana española.
                La última de las conferencias, Proceso de restauración de la imagen de Santa Eulalia de Almonaster, fue realizada por D. José Mª Leal Bermúdez, restaurador e imaginero sevillano. De la antigua imagen de Santa Eulalia de Almonaster pocos datos se conocen. Se ignora la fecha de la talla y su autor, aunque a opinión de los expertos según  las formas estéticas de la obra bien pudiera ser de finales del siglo XVI, principios del XVII. Una fotografía de principios de la centuria pasada es el único testimonio que se dispone de la imagen al completo. Esta escultura, en los primeros días de la desgraciada y triste contienda civil española, fue destrozada y quemada en una hoguera  en el porche de la iglesia parroquial de San Martín de Almonaster. Milagrosamente, días después una niña del pueblo encontró la cabeza de Santa Eulalia entre las cenizas. Pasados unos meses de la vorágine inicial de la guerra se le encargó al escultor onubense Sebastián Santos Rojas la reconstrucción y restauración de la imagen. El artista realizó la talla en madera policromada a la cual añadió la cabeza rescatada, siendo ésta la imagen que hoy se venera en la Dehesa de la Arguijuela. Desde entonces hasta hoy, con el paso del tiempo, la imagen ha sufrido diversos daños por lo que la Hermandad de Santa Eulalia de Almonaster en el año 2009 consideró que era oportuna su restauración. 


Sobre la misma explicó el Sr. Leal el proceso de rehabilitación al cual fue sometida la talla en los setenta días que estuvo en su taller. La imagen sufría desperfectos internos, una importante fisura, y deterioros externos que afectaban a la madera y al policromado de distintas partes del cuerpo y de la cara. Su intervención, sustentada en modernos métodos de restauración, fue todo un éxito, recobrando la figura el esplendor de épocas pasadas. Manifestó finalmente su satisfacción por haber trabajado con una escultura tan particular y agradeció la confianza depositada en él y el cariño recibido por todos.

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                Concluido el ciclo de conferencias, las actividades continuaron a lo largo de toda el resto de la jornada del sábado. En el mismo porche de la ermita de Santa Eulalia actuó a continuación el Coro Romero Santa Eulalia de Santa Olalla del Cala, deleitando a los asistentes con un variado repertorio de temas flamencos en los que la virgen mártir fue siempre protagonista. A continuación, en el salón de la Casa de Hermandad se celebró un almuerzo romero y todos los presentes degustaron con placer un variado surtido de los afamados productos de la Sierra de Aracena y un exquisito cocido de acelgas y gurumelos. Tras el merecido descanso se retornó a Almonaster. Ya en el pueblo, se realizó un recorrido por el conjunto histórico de la localidad, visitando, entre otros, la iglesia gótico mudéjar de San Martin de principios del siglo XIV, en la que destaca la puerta del Perdón, obra de estilo manuelino portugués, probablemente el único caso claro e importante de este estilo en Andalucía; la Capilla de Santísima Trinidad, pequeño edificio barroco de finales siglo XVIII; el palacio de D. Miguel Tenorio, personaje de Almonaster que llegó a ser secretario particular de la reina Isabel II; y finalmente el conjunto que forman : la Mezquita, de finales del siglo IX o principios del siglo X, considerada como la única mezquita rural que se conserva integra en toda España, la iglesia cristiana de mediados del siglo XIII que se integró en el espacio del edificio árabe, el Castillo, del que se atestiguan en sus murallas distintas etapas constructivas (califal, almohade y cristiana medieval) y la plaza de toros de finales del siglo XIX.

                Posteriormente, en el Salón de Actos del Concejil, se celebró una breve sesión de trabajo en la que, entre otros temas, se extrajeron conclusiones muy positivas respecto a los días de convivencia vividos en Almonaster, se propuso también como objetivo común intentar acrecentar futuros encuentros con la participación de otras asociaciones eulalienses y finalmente se eligió a la Hermandad de Santa Eulalia de Santa Olalla del Cala como organizadora del IV Encuentro.

                La clausura de las jornadas estuvo a la altura del resto de actividades, dado que se contó con la inestimable presencia  del Exmo. y  Rvdmo. Sr. D. José Vilaplana Blasco, Obispo de la Diócesis de Huelva, que no tuvo inconveniente alguno en desplazarse hasta Almonaster para poner justo y merecido colofón a este III Encuentro. También la Agrupación Municipal de Danzas se unió a la fiesta cultural y nos dejó una muestra de su buen hacer en pro de la riqueza folclórica y musical de Almonaster. Sus antiguos bailes y sus variados estilos de cantes resonaron entre los viejos muros de la Iglesia de San Martín, escuchándose entre otros ese bello fandango de Almonaster que, como perfecto epílogo a esos días de convivencia, dice:

Hoy se unen en abrazo
Mérida y Almonaster.
Santa Eulalia ha sido el lazo,
Mérida le dio el nacer
y Almonaster su fandango.

                Una cena en la que las distintas asociaciones y hermandades intercambiaron recuerdos, regalos y abrazos supuso el cierre del Encuentro.  Finalmente la Organización del evento manifestó su más profundo agradecimiento a todas las asociaciones participantes, a los ponentes, a los asistentes, a las empresas colaboradoras, a los voluntarios, al pueblo de Almonaster, y a los eulalienses en general, pues todos ellos hicieron grandes los inolvidables momentos allí vividos.

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NOTA: De las tres últimas ponencias del Encuentro sus autores no escribieron texto, por lo que los resúmenes elaborados en este artículo son fruto de los datos aportados por los asistentes a las conferencias. Por esta razón, rogamos a los autores nos disculpen si en las síntesis realizadas existe algún error.                         

martes, 8 de junio de 2010